Diferencias entre algodón orgánico y convencional
El algodón convencional es una fibra natural que está presente en gran parte del textil que consumimos, sin embargo, su cultivo es el que más pesticidas e insecticidas consume del mundo, concretamente un 10% y un 25% del total respectivamente. Los consumidores, cada vez más conscientes del entorno que les rodea, encuentran una alternativa a este tejido en el algodón orgánico, ético y responsable con el medioambiente.
Como sabemos, el algodón orgánico procede de la agricultura ecológica y para que ésta pueda ser considerada como tal, debe estar certificada por organismos independientes de acuerdo con la normativa aplicable. Un ejemplo sería el sello ‘Made in Green’ o el GOTS –Global Organic Textile Standard-, que garantizan que los tejidos son socialmente responsables, entre otros aspectos.
Así, la agricultura ecológica evita utilizar fertilizantes químicos, pesticidas sintéticos, herbicidas y semillas modificadas genéticamente para el cultivo, sustituyendo los fertilizantes artificiales por prácticas naturales, como los abonos animales, entre otros. Además, la recogida del algodón orgánico es manual, puesto que al hacerlo con máquina se rocía la plantación con productos químicos para acelerar su recolecta.
Por otro lado, también es importante que a la hora de transformar la fibra en hilo, no se utilicen productos químicos nocivos tanto para nuestra salud como para el medioambiente.
Para que un producto se considere orgánico, debe contener al menos un 70% de fibras orgánicas certificadas como tal y cumplir, asimismo, unos estrictos requisitos de producción, ambientales, sociales y técnicos, asegurando su cumplimiento a lo largo de toda la cadena de producción, manufactura y comercialización del producto.
Con todo, podemos afirmar que consumiendo algodón orgánico evitas exponer tu piel a sustancias nocivas y reduces así la posible aparición de reacciones alérgicas. Este tipo de tejido es más suave, ligero y agradable, dejando que la piel transpire. Además, contribuyes a minimizar el impacto sobre el medioambiente y a mejorar la calidad de vida de los trabajadores de los cultivos de algodón.